viernes, 7 de diciembre de 2012

colonialismo e imperialismo, apuntes



Tema 5
EL DOMINIO EUROPEO DEL MUNDO: COLONIALISMO E IMPERIALISMO.

5.1, LAS CAUSAS DEL IMPERIALISMO EUROPEO.
5.2, LA ADMINISTRACIÓN DE LOS TERRITORIOS COLONIALES: TIPOS
5.3, LA COLONIZACIÓN DE ÁFRICA. LA CONFERENCIA DE BERLÍN (1885)
5.4, LA COLONIZACIÓN DE ÁSIA Y EL ÁREA DEL PACÍFICO.
5.5, FORMAS DE RESISTENCIA DE LOS PAÍSES COLONIZADOS.
5.6, LAS CONSECUENCIAS DE LA EXPANSIÓN IMPERIALISTA.

6.1, LAS CAUSAS DEL IMPERIALISMO EUROPEO.

            El contexto social en el que se involucran estas causas es el de las coyunturas económicas. El ciclo de los años 1870-1880 estuvo marcado por una fase de crisis del capitalismo europeo. También debe tenerse en cuenta que en esta época se estaba en plena 2ª Revolución industrial, ligada, al petróleo, electricidad, al motor de explosión,…en consecuencia: industrias petroquímicas, del automóvil…
            Ante las dificultades económicas, los países europeos optaron por el proteccionismo como forma económica (es decir, tomaron medidas para proteger los productos nacionales frente a los extranjeros) en este contexto, se produjeron dos hechos: la búsqueda de nuevos mercados para asegurarse el aprovisionamiento de materias primas fundamentales como el hierro o los minerales, y la búsqueda de salidas para la producción nacional. Se tendió a la concentración empresarial para poder crear enormes empresas que llegaron a comportarse como grupos de presión a los gobiernos para  ganar la carrera colonial. Además hubo necesidad de colocar el exceso de  capitales en estas colonias.
n Causas estratégicas:

Por razones económicas y militares principalmente, para muchas naciones se planteó la necesidad de crear puntos clave para reforzar su seguridad y su abastecimiento de diversas materias primas. Algunos puntos de la Tierra se convirtieron en elementos clave, como el Canal de Suez o el de Panamá.

n Causas políticas:

            Están relacionadas con el nacionalismo principalmente. En Europa habían nacido los Estados nación, orgullosos de su poder, de su naturaleza y para muchos individuos se veía normal el exaltar la nación, el prestigio de su país; en el caso de Francia, se lanzó al expansionismo imperialista para restablecer su prestigio tras la derrota contra Prusia. El caso de España fue distinto, ya que había perdido en 1898 Cuba, Puerto Rico y Filipinas, e intentó recuperar este orgullo perdido influyendo en el reparto de África.
n Causas demográficas:

            A finales del s. XIX, se había producido un enorme crecimiento de la población europea y la emigración hacia las colonias fue una válvula de escape para eliminar tensiones, conflictos sociales, reducir el paro,…

n Causas culturales - ideológicas:

            Los blancos querían o pensaban que tenían una misión civilizadora y cristianizadora de las naciones de fuera de Europa, además el espíritu científico y aventurero influyó en este proceso, como las sociedades geográficas o antropológicas, además de compañías comerciales que tratan de hacer su negocio, se envían exploradores o aventureros para investigar la naturaleza. El darwinismo llevó el pensamiento de que el hombre blanco era superior, y tenía que dominar a las otras razas. Además, surgió un espíritu misionero.

n COLONIALISMO - IMPERIALISMO:

            El colonialismo es anterior al imperialismo, ya que se dio con los imperios español y portugués. Se habla de colonialismo para definir el sometimiento de un Estado a otro en el aspecto económico y comercial, siendo mínima la intervención política y militar. Mientras que el imperialismo es más complejo ya que pretende el control total de un Estado sobre otro. Un control que se ejerce también en el plano político y militar, y con una fuerte presencia de elementos de la metrópoli en el seno de esa colonia.

6.2, ADMINISTRACIÓN DE LOS TERRITORIOS COLONIALES: TIPOS

            Hasta el s. XIX, los gobiernos no se habían ocupado de la explotación colonial, sino que lo habían dejado en manos de una serie de compañías privadas que explotaban las colonias. A partir de finales del s. XIX, el Estado de cada nación será quien se haga cargo de la conquista, organización, explotación y del gobierno de la colonia. Este dominio se hizo de dos maneras:
a)   Colonias de administración directa y centralizada:
Francia prefirió esta fórmula. Se impone a una minoría blanca de la metrópoli. Se administra mediante funcionarios que están dirigidos por un gobernador. Se crea una administración parecida a la de la metrópoli. La explotación económica se deja a compañías privadas que pagan sus impuestos. En definitiva, se trató de reproducir la administración lo más parecida a la metrópoli. Es el caso de Argelia, colonia de Francia.
b)  Protectorados:
Los protectorados se suelen establecer donde hay poca población blanca. Los asuntos diarios se dejan en manos de las clases dirigentes indígenas y el sometimiento a la metrópoli en política exterior (ej. Comonwealt). Los protectorados son fruto bien de pactos entre la metrópoli y los gobiernos o minorías dirigentes indígenas o resultado de conferencias internacionales, como la Conferencia de Algeciras de 1906, que dio a España el Norte de Marruecos

c)   Autogobierno:
El autogobierno de la colonia se produce donde hay bastante población blanca que tiene su parlamento, instituciones y el sometimiento a la metrópoli se limita a la política exterior, es el caso de muchísimos dominios británicos como Sudáfrica, Nueva Zelanda o Australia.

6.3, LA COLONIZACIÓN DE ÁFRICA. LA CONFERENCIA DE BERLÍN.

n EL MEDITERRÁNEO NO EUROPEO.

En las riberas oriental y meridional del Mediterráneo existían una serie de estados islámicos bajo la soberanía real o formal del Imperio turco. La posición de este Imperio se había ido debilitando a lo largo del siglo XIX bajo la presión de las grandes potencias europeas, y había retrocedido en Grecia y los Balcanes. Asimismo, los turcos perderán la soberanía efectiva sobre el norte de África, pero seguirán controlando las regiones de Próximo Oriente hasta la Primera Guerra Mundial.
El Imperio turco cayó se dejó influenciar por occidente debido a sus problemas financieros y a las compras de armamento y tecnología a diversos países europeos, que aumentaron su dependencia del capital británico, del francés y cada vez más del alemán. Pese a ello, Gran Bretaña era partidaria del mantenimiento del Imperio otomano como garantía de la neutralidad de los estrechos del mar Negro, amenazada por el expansionismo ruso. Por lo que la rivalidad entre las potencias le permitió conservar su independencia.
El norte de África, por su proximidad a Europa, era especialmente propicio para el comercio  y la emigración directa de los europeos, especialmente de españoles, franceses e italianos. Gran Bretaña también tenía fuertes intereses en el Mediterráneo, pues poseía enclaves decisivos en la ruta hacia la India: Gibraltar, la isla de Malta, Chipre, y tras su construcción había realizado importantes inversiones en el canal de Suez.
En 1830 los franceses iniciaron la ocupación de Argelia. En principio se trataba de una acción de castigo contra la piratería, pero la conquista continuó, seguida de la colonización, gracias a una importante emigración de franceses, siempre con frecuentes disturbios entre la población nativa. Posteriormente fueron ocupados Túnez y Egipto, estados con graves problemas financieros, que permitieron que sus acreedores (ingleses y franceses) controlaran sus economías. En Túnez existía una fuerte rivalidad entre franceses e italianos, resuelta a favor de los primeros, quienes lo ocuparon en 1881. En Egipto, franceses e ingleses rivalizaban por el control del canal de Suez. Los británicos ocuparon el país en 1882. En ambos casos, las ocupaciones militares fueron respuestas a rebeliones nativas antioccidentales.
Los italianos se aseguraron Libia mucho más tarde(1912), aprovechando uno de los muchos conflictos balcánicos del Imperio turco. Marruecos mantuvo su independencia hasta que en la conferencia Internacional de Algeciras de 1906 se aceptó el predominio francés en la zona, siempre y cuando se mantuviese una política de libre comercio , el sultán legítimo permaneciese en el trono, y España obtuviese el control del estrecho de Gibraltar. En vísperas de la Primera Guerra Mundial, Marruecos quedó dividido en un área española más pequeña al norte y un protectorado francés más amplio al sur, pero los disturbios y enfrentamientos con la población nativa continuaron siendo permanentes.

n EL ÁFRICA NEGRA

La ocupación de Túnez y Egipto en los años ochenta del siglo XIX influyó en los posteriores repartos del interior del continente africano. En las costas existían ya numerosas bases comerciales europeas, desde las que se había exportado hacia Europa marfil, esclavos y aceites vegetales, sobre todo. Para que este comercio fuese seguro y para eliminar la competencia, portugueses, ingleses y franceses establecían tratados comerciales exclusivos con los reinos africanos interiores. Esto permitió la aparición de zonas de influencia inglesas y francesas. La zona del golfo de Guinea era la que contaba con más áreas de este tipo. Los franceses tenían ventaja en el río Senegal y los ingleses en Costa de oro (actual Ghana) y la desembocadura del Níger.
En África del sur, a la presencia portuguesa en las costas atlánticas (Angola) e índicas (Mozambique) se unía la colonia inglesa de El Cabo, que controlaba el paso del cabo de Buena Esperanza. Esta colonia, no sólo era comercial, sino también de poblamiento, a que existía numerosa población blanca (colonos de origen holandés, llamados “bóers” dedicados al cultivo de tierras y a la ganadería). Estos colonos emigraron hacia el norte (gran éxodo) y crearon los estados independientes de Orange y Transvaal. El descubrimiento de diamantes en Kimberley y de yacimientos de oro en Johannesburgo despertó la ambición de los financieros británicos y de los imperialistas de El Cabo, con Cecil Rhodes a la cabeza.
Lo que precipitó el colonialismo en África y el reparto entre las potencias europeas fue la iniciativa particular del rey de Bélgica Leopoldo II. Con el objetivo de explotar las innumerables riquezas minerales y comerciales de la región del ría Congo, y con la ayuda del explorador Stanley, se aseguró el control  de la zona situada al sur del río (futuro Congo belga). Esto desencadenó una serie de iniciativas rivales: Brazza aseguró el norte del río para Francia; los portugueses reivindicaron su soberanía sobre su desembocadura; los ingleses exigieron que la cuenca no cayera bajo el monopolio comercial de ningún país; y Bismarck recordó que Alemania no podía quedar fuera de ningún reparto en ultramar.
La reivindicación alemana provocó la celebración de la Conferencia de Berlín de 1884-1885. Aunque se convocó para solucionar el problema del Congo, supuso el punto de partida para la carrera colonial entre las potencias. En ella se determinó la libertad de navegación por los ríos Níger y Congo y la libertad de comercio en toda África central; se aceptó la aparición de un “Estado libre del Congo”(una colonia particular del rey Leopoldo)al sur del río; se reconocieron los derechos franceses al norte de éste; se aceptaron las reivindicaciones de Alemania -que creará colonias propias en las costas atlántica e índica-; y se enunció el principio de que ninguna potencia tenía “derechos históricos” sobre ningún territorio, el cual no sería suyo hasta que no lo ocupase de manera efectiva. En África occidental la principal beneficiaria fue Francia, que logró dominar un extenso territorio que unía Marruecos, Argelia y Túnez con sus colonias del Senegal, Costa de Marfil y el Congo, en torno al río Níger y al lago Chad. Esta amplio imperio rodeaba  colonias británicas, alemanas e incluso pequeñas posesiones portuguesas y españolas.
En África oriental, el predominio fue claramente de Gran Bretaña, interesada en controlar el curso del Nilo (y, con él, Egipto y el canal de Suez). El Imperio británico se extendió desde Egipto al lago Victoria, a través de Sudán, después de una durísima guerra contra los nativos de este territorio. Italia y Francia fueron las grandes perjudicadas por la expansión británica. Italia, que poseía colonias en Eritrea y Somalia, intentó unirlas invadiendo Abisina, pero fracasó. Francia, trató de extender su imperio occidental hasta el mar Rojo, pero tuvo que detenerse ante las amenazas británicas (conflicto de Fachoda, 1.898). Con Alemania se llegó a un acuerdo en 1.890 para repartirse la costa del Índico. Madagascar pasaría a Francia.
En África del sur las presiones de los colonos de El Cabo y las ambiciones de empresarios como Rhodes, quien planeaba la construcción de un ferrocarril transafricano El Cabo-El Cairo, impulsaron la expansión británica hacia el norte, hasta los límites del Congo belga, con la creación de las dos Rhodesias. Esta expansión impidió que Portugal y Alemania unieses sus colonias del Atlántico y del Índico, y aisló a los estados bóers, los cuales terminaron sometidos a la corona británica tras una durísima guerra de tres años (1899-1902). La anexión de estos últimos territorios permitió la creación de la Unión Sudafricana en 1910, un Estado autónomo dentro del Imperio británico en el que fue aplicada una política de segregacionista y racista con la población nativa.
En vísperas de la Primera Guerra Mundial toda África estaba repartida entre las grandes potencias, sólo existían dos estados independientes: Liberia formado en 1847 por antiguos esclavos procedentes de Estados Unidos, y Abisina que había resistido con éxito los intentos de conquista de los italianos, quienes terminaron invadiéndola en 1935.

6.4, LA COLONIZACIÓN DE ASIA Y EL ÁREA DEL PACÍFICO.

n LA INDIA BRITÁNICA.

Ya en el siglo XVIII, los ingleses habían logrado desplazar a sus principales competidores, los franceses, en el comercio con esta región. La falta de unida política de este territorio, dividido en múltiples estados rivales, facilitó las actividades británicas en esta poblada zona. En principio, los ingleses se conformaron con dominar ciertas áreas estratégicas (Calcuta, como base fundamental), con establecer alianzas con varios príncipes indios y lograr el monopolio comercial en la zona a través de la Compañía de las Indias Orientales. Las sucesivas guerras con los estados indios y la sublevación de los cipayos (soldados indígenas al servicio de los británicos) de 1857 produjo la extensión del dominio británico a otras áreas y la sustitución del gobierno de la Compañía por la administración directa de la corono. Gran Bretaña, aseguró las fronteras de la India, ocupando la frontera de Afganistán al norte, al oeste, Birmania, al este como defensa frente a rusos y franceses.
La India se convirtió en el modelo imperial por excelencia del s. XIX. La gran prioridad de Gran Bretaña en política exterior será la defensa de las rutas marítimas y terrestres hacia la India especialmente el canal de Suez y el mar Rojo pero también el cabo de Buena Esperanza y el océano Índico en su conjunto.

n CHINA Y EL PACÍFICO.

El interés europeo por el comercio con los países asiáticos bañados por el Pacífico, especialmente con China, se remontaba a épocas muy antiguas. Hasta el s. XIX el dominio europeo se limitaba al control de bases navales y de algunos puertos en algunas islas por parte de los portugueses; sólo España contaba con una auténtica colonia: Filipinas. La compra de especias, té, caucho, seda y porcelana suponía una salida importante de oro y plata para los países europeos, que no se compensaba con las ventas realizadas en esos territorios. El comercio de China con los occidentales estaba muy limitado y era controlado severamente por la dinastía manchú. Japón se mantenía totalmente aislado.
Este panorama cambió en el s. XX. Los británicos pretendían compensar su deficitario comercia con China mediante la venta de opio cultivado en la India. Las autoridades chinas, que acusaban a los occidentales de promover el consumo de opio en su pueblo, intentaron impedir su importación confiscando la mercancía. Los británicos, decididos a introducir sus manufacturas en China, aprovecharon este conflicto y recurrieron a su marina para humillar a China en la “primera guerra del opio” (1839-1842). Tras ésta, se reanudó el comercio y China cedió Hong-Kong a Gran Bretaña como base comercial exclusiva y le concedió permiso para comerciar en una serie de puertos, entre ellos Shanghai. En la “segunda guerra del opio”, Gran Bretaña, con el apoyo de Francia, obtuvo más concesiones de China.
Esta política de presión a China siguió incrementándose hasta que otras naciones pudieron beneficiarse de la apertura de puertos al comercio como EE.UU., Rusia, Francia,…Los puertos japoneses también fueron abiertos por la fuerza. No obstante, el contacto con los occidentales y las humillaciones políticas a las que fueron sometidos, tuvieron un resultado distinto en China y Japón. Mientras el sistema político de la primera entraba en decadencia, aumentando la inestabilidad y las rebeliones populares, el sistema político japonés fomentó, con éxito la industrialización y modernización del país, intentado replicar a los extranjeros con sus mismas armas.
Además de ejercer una presión directa sobre China, las potencias occidentales fueron ocupando posiciones en torno al mercado chino antes de 1895. El Imperio ruso se extendió hacia el este: sometiendo a la población islámica de Asia central y colonizó Siberia hasta el Pacífico. Gran Bretaña ocupó el extremo de la península de Malaca, con Singapur que dominaba el estrecho, controlando un paso fundamental que comunicaba el océano con el Pacífico. Holanda ocupó la actual Indonesia.
Francia desembarcó en 1858 en Indochina con la excusa de proteger a los misioneros católicos que allí había. A final de siglo dominaba totalmente los antiguos reinos de la zona, amenazando a la India y haciendo frontera con China. En Indochina permanecía sólo independiente el reino de Siam, como Estado-tapón entre las posesiones británicas y francesas.
A partir de 1895, Japón se sumó a las ambiciones occidentales sobre china. Tras una guerra victoriosa contra este país, se apoderó de la isla de Formosa(Taiwan). Esto parecía señalar el inicio de un virtual reparto de China: Gran Bretaña, Francia, Japón, Rusia y Alemania recibieron pequeñas bases en arrendamiento por un período de 99 años (Hong-Kong, fue devuelto a China en 1997), áreas de influencia o concesiones territoriales directas (Corea fue repartida entre Rusia y Japón).
Sin Embargo, el régimen político chino no se derrumbó y, dada la gran extensión, la elevada densidad de población y la hostilidad de sus habitantes, que promovieron durísimas rebeliones nacionalistas y xenófobas entre 1898 y 1901, las grandes potencias no se decidieron a repartirse el viejo Imperio. las rivalidades y recelos entre ellas eran más fuertes que cualquier hipotética ventaja.
Esta independencia política no impidió el endeudamiento total del gobierno chino como consecuencia de la petición de préstamos a los occidentales, ni que la sociedad china tradicional resultara profundamente erosionada. En 1911 se produjo una revolución que fundaría una República de corte liberal y moderno, cuyo objetivo sería reformar política y socialmente el país y liberarlo de la dependencia de las potencias occidentales.
En el Pacífico la colonización fue relativamente fácil, ya que las poblaciones indígenas eran escasas y no pudieron ofrecer excesiva resistencia.
En Australia y Nueva Zelanda, debido a su templado clima y a sus posibilidades agrícolas y ganaderas, se crearon colonias británicas de poblamiento desde finales del s. XVIII, y se fue arrinconando y aniquilando lente pero sistemáticamente, a la población nativa.
Ambas colonias recibieron inmigrantes de forma constante durante todo el s. XIX, y se convirtieron en auténticos estados autónomos dentro del Imperio británico.
Los archipiélagos menores del Pacífico, de escaso interés comercial fueron utilizados por misioneros, balleneros y marinos como bases para sus operaciones, y se repartieron entre las potencias muy tardíamente, como consecuencia de la rivalidad entre éstas.
Los países que tradicionalmente habían estado presentes en estas zonas del pacífico eran Gran Bretaña y Francia, pero la incorporación de Alemania y Estados Unidos obligó a realizar repartos y acuerdos:
n En 1885, Nueva Guinea fue dividida en tres áreas (holandesa, británica y alemana).
n En 1898, tras el reparto del imperio español, Filipinas y Hawai pasaron a manos estadounidenses.
n Las islas Carolinas y las Marianas pasaron a Alemania.
n Las islas Samoa fueron repartidas entre Alemania y EE.UU. Gran Bretaña recibió las islas Tonga como compensación.

6.5, FORMAS DE RESISTENCIA DE LOS PUEBLOS COLONIZADOS.

            Hubo una importante resistencia de los pueblos africanos y asiáticos, a ser colonizados y a que les impusiesen costumbres y culturas.
La resistencia militar que opusieron fracasó, debido a la superioridad bélica de los pueblos europeos.
La resistencia cultural, fue la base sobre la que emergió con fuerza el nacionalismo de estos pueblos en el s. XX, que les llevó a la independencia después de la Segunda Guerra Mundial.
           
·      Formas de oposición violentas:

Ante la inferioridad tecnológica, los nativos se defendieron aprovechando su conocimiento del terreno; no fueron guerras convencionales sino guerrillas, animadas por la fiereza de los indígenas.
Algunas resistencias importantes fueron:
n La resistencia de los indios americanos al avance de los blancos.
n Los zulúes en África.
n Los cipayos en la India.
n Los bóxers en China.
Aunque los europeos tenían a su favor dos cosas fundamentales:
n Su tecnología militar.
n Las divisiones de las tribus, entre los nativos, y el apoyo de ciertas clases de dirigentes de las colonias.

Sin embargo, la gran mayoría de los pueblos indígenas no se dejó imponer ni las costumbres ni las creencias de los europeos. Así pues, las religiones tradicionales persistieron, así como las costumbres. Aunque con el paso del tiempo y conforme fue creciendo en estos países el fenómeno urbano, y las burguesías de clases indígenas, se fue imponiendo la necesidad de occidentalización. Fueron calando las grandes ideologías (liberalismo, socialismo y nacionalismo) y la democracia. De tal manera que se fue creando una ideología que sin renunciar a las raíces tradicionales, pretendió la modernización económica y política de las colonias. Así surgieron organizaciones políticas antiimperialistas cuyo caso más temprano fue el Partido del Congreso indio, cuyo líder posterior fue Ghandi.
Estos partidos indígenas, y nacionalistas no se desarrollaron hasta después de a Revolución Rusa de 1917.

6.6, LAS CONSECUENCIAS DEL IMPERIALISMO.

            Las consecuencias fueron complejas para las colonias y las metrópolis. Ya que se produjo el choque de dos civilizaciones distintas: la tribal y la del mundo moderno.

·Consecuencias económicas:

           Se produjeron unas ventajas positivas para la colonia, porque se realizaron infraestructuras importantes (carreteras, puertos,…), pero los beneficios de estas inversiones fueron para la metrópoli, no se quedaron allí.
            El sistema económico tradicional se hundió, puesto que se pasó de una agricultura de subsistencia a una de mercado, en la que se implantó el monocultivo que tenía gran demanda en la metrópoli, como el té, el café, el cacao,…

·Consecuencias sociales:

            Las poblaciones africanas y asiáticas eran poblaciones en las que había un equilibrio entre recursos y población, es decir, ésta era escasa, al igual que los recursos.
Con la llegada de los europeos se produjo un enorme descenso de la mortalidad, debido a las mejoras médicas, higiénicas,… así pues, la natalidad se mantuvo muy alta, y la población empezó a crecer fuertemente (Explosión demográfica); pero lo negativo de este crecimiento fue que los recursos no crecieron igual que el crecimiento vegetativo, lo que provocó hambre, subdesarrollo. En definitiva, las consecuencias demográfica fueron muy grandes.
Al contrario que en la metrópoli, el imperialismo fue una especie de salida para las tensiones y la explosión demográfica de los países desarrollados, es decir, la emigración de los europeos a las colonias.
Otro factor importante fue la aparición del fenómeno urbano, aunque al contrario que en Europa, no fue consecuencia del desarrollo industrial y económico, sino del comercio y de la administración. Se combinaron las aldeas de la selva, con las grandes ciudades. Ligado a este fenómeno, fueron apareciendo nuevas clases sociales: una cierta burguesía indígena, que a la larga fue la protagonista de la descolonización.


·Consecuencias culturales:

            La difusión de las ideas y de los modelos occidentales, como la idea de igualdad, libertad, de democracia o de culto a la nación, fueron un hecho. Aunque paradójicamente los colonizadores no tuvieron ningún respeto por las creencias culturales y religiosas.
Aunque positivamente, hay que destacar que se abolió la esclavitud.

En definitiva, todas estas consecuencias derivaron al nacimiento del anticolonialismo como forma de respeto a este fenómeno. La mayoría de ello fueron pacifistas como Ghandi, aunque después de la Segunda Guerra Mundial, derivaron en movimientos radicales ligados al marxismo, como Argelia.



















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